Los colores del otoño en el Somontano

Rutas de observación de la naturaleza en Guara Somontano.

El otoño es la estación ideal para visitar los paisajes que ofrece el Prepirineo, que en esta época se tiñe de tonos ocres y rojizos. Todo un espectáculo cromático que es posible disfrutar en familia gracias a las rutas de observación de la naturaleza de Guara Somontano, una comarca que representa la transición entre las regiones climáticas mediterránea y atlántica.

La zona destaca por su rica biodiversidad tanto de flora como de fauna, y por el contraste entre paisajes áridos y rocosos. Encinares, pinares, romeros y orejas de oso son algunas de las especies que el senderista puede encontrar en los caminos, salpicados de ríos, barrancos, miradores y cañones como el del río Vero.

Este último es fácilmente accesible desde la parte alta de Alquézar, desde donde comienza un recorrido que discurre en paralelo al Barranco de Payuala y llega hasta las balsas de Basacol y su pequeño torreón de piedra. El mismo recorrido lleva al visitante hasta la otra margen del barranco, donde comienza el descenso hasta la parte más baja de la villa de Alquézar.

A poco más de 30 kilómetros de Alquézar se encuentra la localidad de Rodellar y su imponente barranco de la Virgen, que desemboca en el río Mascún. Desde el ‘Camino de la Montaña’ parte una ruta entre muros de piedra seca que atraviesa la localidad despoblada de Cheto. A lo largo del camino, se puede observar la formación de cañones fluviales rodeados de pinos y sabinas. Levantando la vista al cielo también es posible captar el vuelo de quebrantahuesos, alimoches, treparriscos y buitres leonados.

Olvena y Adahuesca son otras de las localidades que dan buena cuenta de la riqueza paisajística Guara Somontano. El principal atractivo de Olvena es el mirador que hay encima del cementerio del pueblo, en lo más alto de una peña escarpada. ¿El motivo? Unas impresionantes vistas que cortan la respiración. Por el contrario, Adahuesca ofrece una ruta más sosegada y tranquila entre el Pozo Fuente, la ermita de Treviño y la Fuente de la Alcantariella.

 

Saltos, pozas y el azul del Vero

Desde la localidad de Pozán del Vero parte la ‘Ruta de los Azudes’, un recorrido dinámico que discurre entre acequias, huertas y riberas, y desde el que se pueden observar pozas, saltos y acueductos en pleno cauce del río.

Y si de paisajes singulares se trata, qué mejor que visitar el anticlinal de Barbastro, un entorno modelado por la erosión y el paso del tiempo conocido como ‘los yesos del Oligoceno’: paredes llenas de pliegues generados por el esfuerzo al que fueron sometidas estas rocas hace miles de años.

Muy cerca de Barbastro se encuentra la población de Estadilla, desde donde da comienzo una ruta que lleva al visitante hasta las aguas milagrosas que manaban en un antiguo balneario del que ahora solo quedan las ruinas y el conocido como ‘Puente de los Baños’.

Otra opción es desplazarse hasta Salinas de Hoz en dirección a su cementerio, entre las laderas del Cerro de la Torreta y Platiello y su vegetación mediterránea, plagada de encinares, sabinas, enebros y matorrales de romero, boj y espliego.

El entorno cambia radicalmente si nos vamos hasta la población del Tormillo y el valle de la Clamor. Los árboles y arbustos dan paso aquí a un paisaje estepario de sasos y muelas de arenisca de apariencia lunar.

En definitiva, un amplio abanico de paisajes, formaciones y especies de las que disfrutar, y todo ello en un radio de 50 kilómetros, sin necesidad de salir de la comarca del Somontano de Barbastro.